Una realidad más allá de lo imaginable

Por: Remberto Valle Cantillo.  Junio 17-2020

El 2020 es un año de retos más allá de lo planeado, se movió el témpano que  brindaba seguridad y comodidad, del salón de clases se pasó al celular o tablet que eran hasta hace poco considerados como  generador de indisciplina en el aula, se pasó al aislamiento preventivo siendo que se promovía la interacción y expresión de afectos de manera espontánea, del saludo de manos al gesto de la venia a metro treinta de distancia, esto sólo haciendo una lectura superflua al contexto educativo sobre el impacto y las transformaciones provocadas por el covid 19. Bien es cierto que circunstancias nuevas ameritan acciones nuevas, revisar el vaivén educativo del momento para comprender al estudiante se convierte en una imperiosa necesidad para toda la sociedad. 

La calificación, el uniforme, las llegadas puntuales, los  registros de disciplina y en general el revisar el comportamiento del estudiante de manera presencial es cuestión del pasado, montaña rusa que dio un giro y puso a ver todo desde una óptica diferente;  las labores académicas desempeñadas por los docentes pasan a ser todo un reto tecnológico no solo para él sino también para las padres y para los estudiantes, bien llevados por muchos, pero, toda una tortura para la gran mayoría.  Aflora el estrés, ansiedad, confusión, en estos tres entes,  los padres, docentes y estudiantes, han vivido cambios de roles de manera abrupta y, desde la presidencia de la república se propone el retorno a clases orientado por el modelo de alternancia baja estrictos control  de bioseguridad, aumenta esto el clima de incertidumbre y ansiedad.  

El estado, la familia y la escuela siempre serán pilares educativos y formativos, no lo digo yo, es constitucional,  que deben inspirar con su actuar para construir una mejor sociedad, y así, darle  sentido al aprendizaje y al acto de enseñar y, los tres,  jamás olvidar que educar y formar desde el ejemplo fortalece la  intención de provocar pasión, gozo y  placer  por  el aprendizaje, alimenta el deseo de búsqueda con  acérrima voluntad donde expandir  la imaginación tenga cabida y la la pedagogía de pregunta sea estimulada para fortalecer lo cognitivo y la  responsabilidad civil y espiritual con independencia y libertad de pensamiento.

Que oportunas estas palabras:  “Sin responsabilidad individual, sin autogobierno, sin una actitud seria frente a los riesgos que como sociedad podemos enfrentar, si seguimos con transmisión acelerada del virus, será muy difícil mantener la capacidad de identificar y aislar los casos y sus contactos” (Marta Ospina Directora del Instituto Nacional de salud.) útil en un mural a la entrada de ciudades, pueblos y en los colegios, para desde ya fortalecer una “educación liberadora”. (Paulo Freire.)  con fortalecimiento del locus de control interno.